miércoles, 24 de noviembre de 2010

Nervios, angustia, esperanza y ansiedad. Te levantas, pero te vuelves a  caer. Te tropiezas con la misma piedra una vez detrás de otra. Desesperación, de nuevo angustia, agobio y frustación. Consigues mantenerte, aún sabiendo que tarde o temprano volverás a fallar y seguramente, te volverás a desvanecer. Frustación, mucha frustación, no te  mantienes en  la balanza. Siempre caes, una, dos, tres, cuatro... interminables veces.
Después de la sensación de fracaso causada por la desestabilidad, observas que puede que algo no vaya correctamente. ¿Por qué? ¿Por qué no sale como tu quieres? ¿Por qué caes reiteradas veces? ¿Por qué?
Un día surge en tu interior un sentimiento, una sucesiva emoción, sabías que algo había, algo estaba escondido muy dentro. ¿Por qué no salió a la luz antes? ¿Por qué estaba tan escondido? ¿Por qué ahora?
Un sentimiento revolucionario contra todo aquello que te ocurre en tu interior y a tu alrededor. Un sentimiento tardío, pero al fin un sentimiento que se cuestione por qué cada día  tras día, hora tras hora, minuto tras minuto... te vuelves a tropezar justo en el mismo lugar, dónde alguna vez caíste anteriormente.


¿Por qué cada día te desvaneces cuando algo te cuesta?¿Por qué no sabes estabilizar tu confianza ante situaciones diferentes?


El sentimiento crece hasta hacerse visible, hasta darte cuenta de sus funciones. Te das cuenta de lo que pasa en tu interior,que simplemente afecta a tu alrededor, te das cuenta del daño que te estabas haciendo, de lo que te destruía, de lo que te causaba. Caer siempre en el mismo lugar...
Razonas, te lo cuestionas, discutes, debates, te afecta...pero sirve para algo.
Asimilas ese sentimiento , lo aceptas y a su vez, lo idolatras. Es un sentimiento, es tu sentimiento, se ha creado dentro de ti , los has formado tú... es tuyo.


Alegría, confianza e ilusiones. Pasado el tiempo pasas por los lugares en los que caías y los pasas de largo sin ningún miedo, con total tranquilidad, sabes de sobra que no te vas a volver a tropezar. Lo sabes y eso es lo mejor.
Te alegras de haber dejado salir ese sentimiento , a ese que algún día te lo cuentionabas, ese. Se lo agradeces todo, todo y mucho más. Solo te queda agradecerselo de una única forma; haciendo con él su funcíon. La funcíon por la que un día surgió de tu interior. 

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