domingo, 1 de mayo de 2011

Enferma no, Gracias!

Después de estar esperando tanto y tanto tiempo el deseado y brillante viaje a Roma. Después de varios días de nervios. Yo, sí yo, voy y me pongo mala justos tres días antes. Os preguntaréis ¿de qué? Pues ni más ni menos que de anginas. Hacía por lo menos dos años que no las padecía, raro en mí, pues yo anteriormente tenía cada dos por tres. Hasta que claro me dijeron que como siguiese así, la operación sería la única salida. Yo creo que desde ese día me puese seria y no me volví a quejar de la garganta. Hasta que llega justo, la última semana antes de Roma. ¡Y tomaaaaaaaa! Justo en blanco, en lo que más me molesta y peor llevo. Resulta que fuí al médico y me mandó antibiótico. Claro me dijo una cosa que a mí siempre me ha hecho mucha gracia. "En  la medicina dos más dos no son cuatro". No vaya, y ahora vas a venir ha decirme que no sé sumar. ¿Y que más? Dos más dos son cuatro aquí y en la Conchinchina. Otra cosa es que tú tengas problemas básico y no sepas sumar. Y luego no sé, si son mis médicos o todos, pero resulta que sabrán mucho de medicina y todo pero de mecanografía andan un poco justos todos ¿eh? Lo de escribir en el ordenador al estilo aguilucho lo estilan de forma exagerada. ¡Qué no! Que escribir en el ordenador no se trata  de poner el dedo en vertical y darle golpes al teclado del ordenador con todas tus fuerza. No. Se trata de apoyar ligeramente los dedos sobre el teclado y  dejar fluir las palabras.Pues nada, yo creo que tanto estudiar al final no les entran más datos. Bueno siguiendo con mi relato, estuve en cama tres días y cogí fuerzas de donde no las tenía para ir al aeropuerto y presentarme en Roma. A la vuelta, todos volvían medio malos, con sus dolores de garganta y sus afonías. Y yo, como una rosa. Sin una sola queja. Ahora que mis disgustos me había costado, tras varios días con mi quejicosa garganta. Y pos supuesto , tras mi dosis de antibióticos e ibuprofenos. Después del odioso jueves de clase, llegaban las vacaciones de Semana Santa. Todos con unas ganas terribles de volver a coger la cama y poder descansar más. Pues nada, que no, que tampoco. Está claro que cuando dices madrugar nos sienta bien, tienen toda la razón.
El martes antes de los días Santos, volví a caer con mi agradable y simpática garganta en crisis. Crisis pero de las fuertas, más que antes. Ahora no se trataba de unas simples placas, sino de una "amigdalitis de caballo"(anginas), palabras textuales de la doctora de guardía. Claro que yo no supe esto hasta que no fuí al día siguiente al urgencias. Pero total un caos, pues era vacaciones y lo médicos por supuesto lo estaban. Fui al seguro médico y ni uno, solo una secretaría, que la verdad no entiendo para qué estaba si no había médico. Después fui a la seguridad social de urgencias. Y tras que me tocara a la típica borde que está de urgencias, me indico que lo que padecía era anginas, terribles anginas. Me informó que debió ser, que el antibiótico que me habáia tomado una semana antes o así me había hecho resistencia, y lo único que había hecho era hacerme resistencis. ¿RESISTENCIA? ¡Resistente yo, que en menos de dos semanas dos veces con la garganta! Pero no, que hay no acaba todo. Estuve en cama los dos días siguientes. Yo notaba que me picaba todo el cuerpo, pero claro sin dormir por las noches por la fiebre no me iba a poner a observarme. Hasta que no sé si el Viernes Santo, me observé unas manchas como simétricas. En los dos codos, en las dos rodillas, en el ombligo, espalda... Volví al médico, pero como urgencias estaba llenísimo y yo estaba ya un poquitos saturada de los adorables médicos decidimos dejarlo para mi doctora de cabecera, ya que yo de mi garganta ya estaba un poco mejor, gracias al chute de antibiótico que me habías metido. ¡Dos pastillas a la ves me tenía que tomar!
Pues cuando yo pensaba que ya iba a pasar el fin de semana agusto . Tampoco. Todos los días con unos pícores, como si tuviera sarna o algo. Y cuando, por fín llegó el lunes, que todos los médicos volvían a sus puestos,mi doctora me dijo que me harían la prueba de la alergía de fármacos. Por si soy alérgica a la penicilina, por ello la urticaria. Pues nada ahora solo queda la espera . ¡JAJA! Lo positivo, es que nunca había deseado tanto volver al colegio, después de tantos días en la cama.

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